el hombre en la noche

el hombre en la noche

diarios oníricos


El hombre en la noche enciende una luz para sí mismo (Heráclito)



11 ene 2014

al borde




Estoy al borde de una carretera de carriles anchos. Observo el tráfago como un espectáculo más de nuestro tiempo, sin mayor interés. Un niño que debía estar con el grupo de personas entre el que me encuentro se nos escapa. Va corriendo hacia la pista. Corro yo también para detenerle. Cuando le alcanzo la carretera permanece vacía de coches, como si hubieran desaparecido de repente. Nos quedamos plantados en medio de la calzada y en lo que miro en otra dirección el niño deja también de estar. Me sorprendo de encontrarme solo y con cierto apresuramiento me dirijo hacia un extremo. Cuando considero que ya he andado mucho doy la vuelta y me pongo a caminar hacia la otra parte. Entonces me doy cuenta de que aquel vial se ha ensanchado, comiéndose el campo. Es lo más parecido a una pista de aterrizaje. Miro el cielo y éste responde con su nocturnidad. Pero a mí me parece ver todo claramente. Al carecer de puntos de referencia voy dando tumbos tratando de hallar una señal que me haga saber dónde estoy. Tampoco hay ruidos, ni voces, ni sopla el viento. Como si las sensaciones se hubieran ausentado. Estoy perplejo pero no inquieto. Me siento en el suelo, cuya textura me resulta extraña. No es asfalto ni grava. Mi piel no se reconoce en la materia que me sustenta. Aquella no percepción es amable, no obstante. Y el vacío que me rodea carece de temperatura y de densidad. Solo me turba tener que aburrirme, por lo que me levanto y hago ejercicios como una manera de llenar mi pequeña porción de espacio. Y lo que intuyo como un marco persistente de soledad. Luego me tiendo a dormir. Me veo soñando. Sueño que estoy al borde de un lago hablando con otras personas. Y que de improviso me levanto y camino hacia la costa. Que luego me apresuro más. Que echo a correr. Que el rutilante verde pálido del agua me alcanza. Y que un niño ha salido desde el grupo de gente en mi búsqueda, invocando agitado y protector mi nombre.